miércoles, 19 de octubre de 2011
David Hume y su importancia para los filosofos posteriores
Hume destaca por ser uno de los máximos representantes de la Ilustración británica. Su pensamiento será, en consecuencia, eminentemente práctico. No en vano, su aspiración era llegar a ser “el Newton de las ciencias morales”. Sin embargo, al no lograr este objetivo, el filósofo escocés derivará hacia el escepticismo, convirtiéndose, junto a Locke, en uno de los fundadores del empirismo. Su crítica al racionalismo y a la metafísica entendida como ciencia ha ejercido una enorme influencia en toda la filosofía occidental. Y no se trata sólo de que despertara a Kant de su “sueño dogmático”. Por si esto fuera poco, sus ideas se han prolongado en filósofos como Russell o Popper, y la crítica al razonamiento inductivo ha jugado un importante papel en la filosofía de la ciencia. A la vez, el cuestionamiento del razonamiento causal que subyace a su filosofía y la crítica a ideas como la de sustancia o yo, han sido debatidas a lo largo de toda la historia de la filosofía. En el terreno moral criticó la falacia naturalista (el salto del “ser” al “deber ser”) y su emotivismo moral se ha convertido también en una constante del pensamiento anglosajón. Las aportaciones de este autor en temas como la historia, la religión o la política no han recibido la atención que debieran, debido probablemente a que estas ideas han sido eclipsadas por el empirismo. Pese a esto la crítica que plantea a la religión y su defensa de la necesidad de adoptar un enfoque histórico para comprender el origen y desarrollo de aspectos culturales, religiosos o políticos, recobrarían después una especial relevancia en todo el siglo XIX, tanto en los filósofos de la sospecha (Marx, Freud, Nietzsche) como en las corrientes historicistas.
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Hume destaca por ser uno de los máximos representantes de la Ilustración británica. Su pensamiento será, en consecuencia, eminentemente práctico. No en vano, su aspiración era llegar a ser “el Newton de las ciencias morales”. Sin embargo, al no lograr este objetivo, el filósofo escocés derivará hacia el escepticismo, convirtiéndose, junto a Locke, en uno de los fundadores del empirismo. Su crítica al racionalismo y a la metafísica entendida como ciencia ha ejercido una enorme influencia en toda la filosofía occidental. Y no se trata sólo de que despertara a Kant de su “sueño dogmático”. Por si esto fuera poco, sus ideas se han prolongado en filósofos como Russell o Popper, y la crítica al razonamiento inductivo ha jugado un importante papel en la filosofía de la ciencia. A la vez, el cuestionamiento del razonamiento causal que subyace a su filosofía y la crítica a ideas como la de sustancia o yo, han sido debatidas a lo largo de toda la historia de la filosofía. En el terreno moral criticó la falacia naturalista (el salto del “ser” al “deber ser”) y su emotivismo moral se ha convertido también en una constante del pensamiento anglosajón. Las aportaciones de este autor en temas como la historia, la religión o la política no han recibido la atención que debieran, debido probablemente a que estas ideas han sido eclipsadas por el empirismo. Pese a esto la crítica que plantea a la religión y su defensa de la necesidad de adoptar un enfoque histórico para comprender el origen y desarrollo de aspectos culturales, religiosos o políticos, recobrarían después una especial relevancia en todo el siglo XIX, tanto en los filósofos de la sospecha (Marx, Freud, Nietzsche) como en las corrientes historicistas.
ResponderEliminarPublicado por Equipo de Biología I en 20:29